Del 4 al 13 de Octubre saca pecho en cloping y enseña tu...
Ensoñaciones del pasado
Los hermanos que Dios nos regala en vida se llaman amigos. Yo tengo uno de esos, muy grande de corazón y siempre despeinado, y otros postizos. Y otro ejerce a su antojo su condición de hermano sanguíneo, y al que extraño de forma crónica. Y otro que se me perdió en un cuento que escribí, y desde aquel día ni me llama ni me escribe, ni me cuenta cuentos ni me echa cuentas. Y otro que montó una taberna en la playa, y desde entonces no para de reírse de las tonterías que suelta y de mandarme la misma postal repetida de una palmera solitaria. Y otro más, bueno, dos, que se me quedaron al otro lado del Océano, antes de yo saber que Elena existía. Y otro más que se murió en lo alto de un sueño mientras lo cabalgaba sin censura. Y uno que abandonó al abandono porque se sentía abandonado. Y un montón más que despiertan cada día sin saber quién soy yo y que, sin embargo, saben que cualquier día es bueno para que seamos parte el uno del otro, de que seamos hermanos.
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