Del 4 al 13 de Octubre saca pecho en cloping y enseña tu...
Pasopalabra
Hubo un grito desgarrador, y la niebla matutina que lo escuchó lo deshilachó rápidamente en murmullos que el alba terminó por callar. Quedaron pequeños hilachos blancos colgados sobre las hojas de las incipientes hierbas que nacían entre los árboles del bosque que coronaba el valle. Los lugareños más ancianos afirmaron que había sido la primera vez, que se supiera, que habían encontrado escarcha en esa época del año. Fue el agosto más caluroso que aquel pueblo de Andalucía había sufrido jamás, y la noche más mágica jamás vivida. Esa noche Irene había visto cómo su hijo de tres meses se le iba de las manos. El grito de dolor de Irene, cuando su retoño dejó finalmente de respirar, quedó para siempre en el bosque, y cada verano, alrededor de esos días, aparecen briznas de algo parecido a la escarcha, y zuzones, en algunos recovecos de los huecos de algunos árboles que continúan rememorando aquella fatalidad.
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