olmo
por Josón
Mi amiga Sandra tiene un hijo que se llama Olmo. Un día me la encontré en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, acompañada de Mariló, una científica en ciernes de nombre musical. Sandra estaba de nuevo embarazada y bromeamos sobre el nombre del futuro retoño. Mariló dijo que si era niña se tenía que llamar Sabina. “¡Qué acertado!”, pensé. Le dije que íbamos a hacer un foro en internet para determinar el nombre de tan arbóreo individuo.
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