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Del 4 al 13 de Octubre saca pecho en cloping
y enseña tu...
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laboratorio
por Josón
lágrima
por Lagalletadejengibre
lágrimas
por cecimusicland
lágrimas
por Josón
lambrusco
por Andy Brodie
lámpara
por Josón
lastre
por Josón
lázaro
por Josón
lejanía
por Josón
laboratorio
por Josón
Pasopalabra
Viene de laborar (trabajar en latín). Sin embargo, muchos de los que por los laboratorios pasan no son considerados trabajadores sino becarios (del latín liga, vinculación). El diccionario de la RAE establece que becario es aquel que disfruta de una beca. El que disfruta, en realidad, de la beca, no es el becario, sino el jefe del laboratorio y el ente que la emite, y se ahorra un dinero con esa invención eficiente pero indigna que supone tener o “disfrutar” de una beca. Yo también fui becario y por algún mágico encantamiento creo que lo seguiré siendo toda mi vida.
lágrima
por Lagalletadejengibre
Inspirado por las musas
Verso que nace del alma y, deslizándose por mi espina hasta nivel de la séptima vértebra cervical, viaja por mi brazo hasta mi mano de la cual, al derramase, mancha el folio de simples trazos de un cierto sabor agridulce.
lágrimas
por cecimusicland
Un vaso medio vacío
Lágrimas de alegría, lágrimas de tristeza, lágrimas de emoción, lágrimas de decepción,...
Cuando empiezan a caer, a veces son como un grifo estropeado, que no puedes cerrarlo aunque te empeñes a la fuerza... Pero la fuerza no sirve, hay que esperar a que el mecánico del tiempo arregle el desperfecto. Y a veces, ni eso...
Cuando empiezan a caer, a veces son como un grifo estropeado, que no puedes cerrarlo aunque te empeñes a la fuerza... Pero la fuerza no sirve, hay que esperar a que el mecánico del tiempo arregle el desperfecto. Y a veces, ni eso...
lágrimas
por Josón
Pasopalabra
Las lágrimas nos pertenecen solamente durante la corta longitud de nuestras mejillas. Son nuestras en el corto recorrido existente entre nuestros ojos y la temblorosa comisura de nuestros labios, donde suelen morir o fingirse dormidas. Son nuestras durante un corto período de tiempo, instantes en los que, sin embargo, dejan cicatrices como simas.
lambrusco
por Andy Brodie
Jugando con las palabras
Variedad de cordero italiano que se pone violento al beber vino. (lamb-brusco)
*En la imagen un ejemplar de la Toscana jarto de vino.
*En la imagen un ejemplar de la Toscana jarto de vino.
lámpara
por Josón
Ensoñaciones del pasado
Si no hubiera sido por la primera lámpara que iluminó mi primera noche de amor puro, sin cabida a la penumbra, nunca hubiera notado su importancia. Pero aquella noche comprendí que ver sus pechos con la luz tenue de aquella lámpara de segunda mano no tenía precio. Ni la lámpara ni el momento.
lastre
por Josón
Pasopalabra
Lastrados en dique seco como un borracho resacoso un domingo por la tarde sin compañía. Anclados a un pasado poco importante, pero pesado como una reunión de yunques. Así subsisten los matrimonios desavenidos, anhelando que en la próxima vida la suerte les reintegre las buenas intenciones.
lázaro
por Josón
Pasopalabra
A la pregunta de ¿qué hora es?, José María Lázaro siempre responde con claro acento mañico: “Temprano. ¡Todavía no hemos 'cenao'!”. José Mari, como así lo llamamos los más cercanos, es un genio de nuestro tiempo, que vive abrazado a la Alquimia más pura del conocimiento. Disfruta con sus experimentos como pocos científicos he conocido que lo hagan. Porque José Mari es un científico como la copa de un pino, sin título ni falta que le haga, sin la necesidad de que ninguna Universidad ni foro de sabios le certifique su sabiduría ni le dé un diploma. Lo sabemos todos, y eso basta, y el que no lo sepa, que se vaya unos días de paseo al laboratorio de Margarita Salas, allá por Cantoblanco, en Madrid, a disfrutar de la Ciencia, del entorno, de Margarita y, cómo no, de José Mari, de sus atrincheradas teorías políticas y sus vastos conocimientos sobre los hongos.
lejanía
por Josón
Pasopalabra
Esta lejanía tan lejana en la distancia, curiosamente me acerca, inesperadamente, a determinadas cosas, entre ellas, a mí mismo. La perspectiva que proporciona la distancia es incomparable. Las horas de diferencia con tu hogar habitual parecen abrir el ángulo, cerrar los espacios donde no había nada, y obligar a la niebla, que a veces se acantona frente a nuestra frente, a disiparse. Lejanía invernal de la primera primavera en la que Jonás, mi hijo de cuatro meses, es algo más que una flor abriéndose camino hacia arriba, hacia delante. Y he de subrayar que no me duele la distancia; simplemente porque a mí raramente me duele algo, salvo el dolor en sí mismo y, a veces, demasiadas veces, el dolor de los demás.